Parte de Incidencias


Sobre la programación del Proyecto Amárica.

Publicado en Mugalari, Gara 29/05/09

Con bastante sigilo, pero no sin rumores, se anuncia la programación para las tres salas de exposiciones de la Diputación Foral de Araba. El hecho de que la programación de éstas muestras y actividades sea resultado del trabajo de un Consejo formado por representantes de los artistas locales crea un interesante cortocircuito en el mapa de las operaciones culturales de Gasteiz.


Se cumple ahora un año y medio de los primeros encuentros que desde el Departamento de Cultura de la Diputación se pusieron en marcha con el objetivo de incorporar la opinión y el criterio del tejido cultural de la ciudad a la exhibición y a las posibilidades de producción que ofrecían los recursos forales. En este corto espacio de tiempo se ha validado un proyecto de gestión por parte de una asamblea, se ha elegido un consejo que pusiera en práctica dicha propuesta y se han llevado ya a cabo algunas acciones que permiten vislumbrar las líneas de actuación de esta iniciativa, que resulta en cierto modo sorprendente a la vista de los derroteros en los que cobra forma la producción cultural actualmente.
La sorpresa es tanto más grande cuando se va conociendo dicha iniciativa fuera del territorio, ya que la falta de referentes institucionales fuertes, debido a que se cede la presencia a una comisión representativa, ha propiciado cierta veladura informativa del asunto y ha dejado a la vista las relaciones en las que se basan los procesos de comunicación en el ámbito de la cultura, intrínsecamente ligados a una concepción escaparatista de las políticas culturales.
Sin duda ésta ha de ser una de las primeras conclusiones que un proyecto experimental como el de Amárica puede aportar, así como el hecho de que a pesar de todo y a duras penas, resulta todavía posible la puesta en práctica de nuevas fórmulas de intervención cultural que por extensión tocan, aunque sea ligeramente, a las meninges del aparato administrativo e institucional en que se sustentan.
Esta circunstancia, que como decíamos resulta ser la puesta en práctica de una serie de procesos participativos en el terreno del arte y la cultura, tiene pues como telón de fondo el cuestionamiento de la actividad artística como excepción en el ámbito de las relaciones sociales y de producción, para proponer desde un práctica organizada y acorde con su tiempo situaciones que permitan entender y asumir el nuevo perímetro que con respecto al trabajo y a las relaciones laborales se vienen propiciando desde las prácticas culturales contemporáneas. Esto significa que la gestión y el diseño de programaciones culturales, pero también la detección de carencias, de necesidades, la definición de objetivos de trabajo e incluso la comunicación de todo ello de cara al ámbito público, pueden ser asumidos por los propios creadores como parte de su implicación en lo social.
La realidad de una comunidad compleja y heterogénea como la de los y las artistas tiene siempre puntos a favor, como son la versatilidad disciplinar y el sentido táctico de su trabajo, pero también importantes handicaps que todavía pesan en su capacidad organizativa, como el rol al que todavía se ven encadenados como consecuencia de una tradición que los sitúa demasiado lejos de las decisiones que atañen a las condiciones “generales” de su trabajo, o sea, a su “estatuto de trabajador/a”. Así, la capacidad real de actuación que tienen proyectos como el de Amárica radica en primer lugar en las relaciones que se establecen en su propio proceso, esto es, en las relaciones internas que provoca entre autores, con todo el enriquecimiento productivo, no tanto estético si no político, que ello proporciona; y por otro lado radica en un cuestionamiento de las estructuras existentes en el terreno cultural, intentando la superación de esos puntos muertos entre institución y movimiento social, una falla en la que suceden realmente las cosas y en la que efectivamente se produce sentido.

Programación.
En esta situación, el proyecto Amárica sigue su curso. Si bien la actividad se inició a finales del año pasado con el evento “Inmersiones”, del que se dio cuenta en estos mismos papeles, se presentan ahora una serie de exposiciones y programaciones bien sugerentes y que tocan además temáticas y territorios muy distintos.
Una de las primeras actividades que conectan con este nuevo planteamiento de gestión ha sido la fórmula de trabajo elegida para buscar la imagen del proyecto Amárica, y que se ha desarrollado a través de un taller restringido en el que han colaborado varios diseñadores y diseñadoras por invitación de Iñaki Marquinez. Han sido tres intensas sesiones de trabajo en común que han arrojado un interesante prototipo llamado a ser, tras una segunda fase de trabajo, la imagen de esta iniciativa; los resultados fueron presentados públicamente el pasado día 13 de mayo en el Archivo del Territorio Histórico y ofrecieron un interesante planteamiento, a modo de “producto abierto y en proceso” y cuyo desarrollo podrá adecuarse con el tiempo a cada necesidad…
Además, la exposición “Hartos de Arte”, promovida por el colectivo “Atiza” y que se presenta en la Casa de Cultura de Gasteiz, la tercera de las salas para las que trabaja el proyecto Amárica, ofrece una visión crítica sobre el mundo del arte desde la perspectiva del cómic.
Pero además la primavera viene cargada de nuevas propuestas. Así por ejemplo, el proyecto Zaharregia, se presentará en sus distintas facetas. Por un lado la exposición de Mikel Valverde, en el citado Archivo, así como la presentación del documental Agian, de Arkaitz Basterra. Ya en la sala Amárica, se ofrecerá también la versión multimedia con la participación de Kirmen Uribe, Mikel Urdangarin, Rafa Rueda y Bingen Mendizábal.
La reciente celebración el día 28 de mayo de una velada de performance coordinada por Sleepwalk Collective ofreció una magnífica oportunidad a los creadores de la ciudad para testar nuevas ideas y presentar piezas cortas en las que fueron protagonistas la acción, el cuerpo, la literatura, la cultural visual y todas sus mestizas relaciones.
En junio, el proyecto comisarial “Soft-power”, de María Pérez “PTQK”, inundará los espacios de exposición que gestiona el proyecto Amárica, y traerá hasta Gasteiz a Pierre Bongiovanni, artista e investigador cultural, que fuera director del Centro audiovisual de Belfort, y vinculado a espacio artístico La Gaité Lyrique, de Paris, además de dirigir la revista online “Sklunk!”.
El avance de las actividades que se hizo público recientemente se interna ya en el verano y llega hasta el próximo curso, pero para dar cuenta de todo ello seguiremos de cerca el desarrollo del proyecto. Permanezcan atentos a la señal de Amárica.




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