Publicado en Mugalari, Gara
Puede resultar de perogrullo pero nunca ha importado tanto el presente como ahora. Ahora. La crisis ubicua y oblicua, porque lo atraviesa todo en todas partes, nos permite ser conscientes de esta circunstancia. De un lado el bloque que pretende la conservación de lo existente nos presenta hoy como una gran pérdida lo que no era más que una desilusión, un desencanto. De otro lado el debate sobre cómo ha de ser la transformación nos cita como si tuviéramos oportunidad de intervenir en su diseño intentando colar la vieja idea de “construcción del futuro”. Pero, ¿y si el “ahora” fuera la herramienta para poner en cuestión tanto lo anterior como los planes de un futuro ya programado?
Puede resultar de perogrullo pero nunca ha importado tanto el presente como ahora. Ahora. La crisis ubicua y oblicua, porque lo atraviesa todo en todas partes, nos permite ser conscientes de esta circunstancia. De un lado el bloque que pretende la conservación de lo existente nos presenta hoy como una gran pérdida lo que no era más que una desilusión, un desencanto. De otro lado el debate sobre cómo ha de ser la transformación nos cita como si tuviéramos oportunidad de intervenir en su diseño intentando colar la vieja idea de “construcción del futuro”. Pero, ¿y si el “ahora” fuera la herramienta para poner en cuestión tanto lo anterior como los planes de un futuro ya programado?
La investigación artística tiene como tarea fundamental crear un nuevo vocabulario que nos permita relacionarnos con el presente, hacerlo perceptible y llevarlo al terreno de la acción y del conflicto. El movimiento sísmico creado en la red a cuenta de la ley Sinde es solo un ejemplo, pero retrata bien un momento crucial que está fuera del foco informativo que merece. Es un “ahora”. Cada vez resulta más claro que este espacio impreciso de internet, representado por el rizo de saberes, inquietudes y divergencias, es el escenario de nuevas formas de producción cultural, de nuevas formas de abordar procesos de autoformación que tomen el relevo a las instituciones de la enseñanza, etc. Y siendo ya así es algo que se quiere disciplinar por ley aprovechando el rio revuelto de la crisis.
Hoy, más allá de un artivismo urgente y formalista, la red se muestra como el camino más corto para acceder a la herramienta del “ahora” porque ofrece en tiempo real esa capacidad de interpolación con otras formas de resistencia de la que hablan los propios artistas mirando de reojo a su alrededor. ¿Dónde ha estado el arte en este debate? Abordarlo ahora no solo es importante sino que es la única manera de tener mañana un “ahora”.
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