Quemaduras

Publicado en Kultura, Gara 10/08/11

 Si trenzásemos las noticias del verano en la búsqueda de un tema para esta columna el resultado podría provocar quemaduras de primero, segundo y tercer grado. El manipulado de tanta inmundicia podría dañar las partes más expuestas de la dignidad ciudadana y sus consecuencias podrían ser fatales para las glándulas creativas y la producción de afectos estéticos.
Si nos pusiéramos a juguetear con las noticias y los titulares veraniegos para vincularlo a lo que se supone deberíamos atender aquí, dejaríamos al descubierto la baba rabiosa que producen las agencias de calificación; sufriríamos la incontinente flatulencia producida por los gases tóxicos de la bolsa de valores y padeceríamos un tremendo ardor estomacal, consecuencia de la digestión que producen las medidas neo-liberales.

 
Hasta ahora habíamos sufrido las dolorosas picaduras que produce el saberse sometido a la servidumbre del sistema y habíamos visto en nuestros círculos más inmediatos los síntomas del achorramiento progresivo que conlleva la banalización del arte y de la cultura por parte de las políticas culturales locales, pero nunca habíamos sentido un riesgo tan extremo.

 
La manipulación de asuntos y datos económicos y financieros provoca no pocos desajustes en el metabolismo imaginativo y en la creación de defensas poéticas, propiciando el cretinismo y la estulticia.
Sabemos que las quemaduras del verano traerán un otoño de escozores y un invierno de pruritos insoportables. Y sabemos que no habrá otro tratamiento específico que no sea el adoptar posiciones radicales desde la cultura. Por todo ello estamos desarrollando un línea de jarabes, pomadas, cataplasmas y supositorios cuyos efectos se dejarán notar en la actualidad cultural de los próximos meses.

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