El artista como dummy |
Publicado en Kultura, Gara 19/10/11
En el extenso escenario que provoca la crisis han colisionado diferentes visiones sobre la relación de los artistas con su circunstancia contemporánea. “La crisis es buena para la creación, excita la creatividad y nos obliga a repensar nuestro trabajo…”, apuntan quienes quieren seguir dando posibilidades al arte sin que resulte demasiado incómodo en un contexto fuertemente crispado; “…es en estos momentos cuando se demuestra nuestro talento, cuando nos reencontramos con la vanguardia…”, sostienen con seguridad aquellos que al final del camino quieren ver junto a un horizonte despejado para todos, el reconocimiento y la vuelta a un cierto orden en el que el arte vuelva a ocupar “el lugar que le corresponde”.
En el extenso escenario que provoca la crisis han colisionado diferentes visiones sobre la relación de los artistas con su circunstancia contemporánea. “La crisis es buena para la creación, excita la creatividad y nos obliga a repensar nuestro trabajo…”, apuntan quienes quieren seguir dando posibilidades al arte sin que resulte demasiado incómodo en un contexto fuertemente crispado; “…es en estos momentos cuando se demuestra nuestro talento, cuando nos reencontramos con la vanguardia…”, sostienen con seguridad aquellos que al final del camino quieren ver junto a un horizonte despejado para todos, el reconocimiento y la vuelta a un cierto orden en el que el arte vuelva a ocupar “el lugar que le corresponde”.
Otra perspectiva, algo más crítica, opina que los
artistas “observan la actualidad sin más
preocupación que la búsqueda de nuevos mercados” y añaden, “sin entender que es precisamente la
incapacidad de abordar un cambio de modelo en la producción cultural una de las
principales causas de la crisis”. Muchos de los adscritos a este enfoque
consideran que es momento de saltar por encima de lo público para conseguir lo
común… Unos aseguran que “es momento de tomar la crisis como argumento”, mientras que otras apuestan
por “fundir su compromiso artístico con
el malestar de la calle”.
En todos los casos, las situaciones personales y
emocionales atraviesan realidades, contextos y visiones de este panorama indescifrable.
El escenario que nos ofrece el desmantelamiento de
la cultura y la educación no puede ser un lugar para colisiones improductivas,
si no para el estallido de nuevas formas de relación con el pasado y con el
futuro de las artes.
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