Sin relato
Caso 1. Autor y personaje.
(continuación)
¿Subordinación? ¿Independencia?
Por otra parte, la decisión del autor le
resulta a El personaje de novela que escribe novelas algo muy difícil de
gestionar. No está entre sus preferencias convertirse en el espejo de su autor
ni mucho menos albergar todas las interioridades de este a costa de sacrificar
una personalidad propia. En definitiva, no está dispuesto a una identificación
explícita con el autor, pero tampoco a ser una proyección de lo que el autor
quiere pero no puede ser. Obviamente, no podría negarse a una situación como
esta, ya que lo único verdaderamente explícito es su subordinación al autor,
pero parece claro que desde el momento en que se supiera utilizado como
intérprete todo su empeño estaría destinado a buscar fórmulas para esquivar esa
responsabilidad.
El personaje de novela que escribe
novelas sabe que su deber es dar la posibilidad al lector de concebir y
experimentar una división alternativa de lo sensible. Sabe que su cometido no
es otro que invocar la experiencia de otro mundo posible y se dispone a
trabajar para ello desde la acción y desde la rebeldía si es preciso. Sabe que
ha de estar preparado para una nueva relación, la relación con el receptor, con
el lector, y que en principio su teatro de operaciones está en la propia
novela, el verdadero vehículo conector en este complejo esquema comunicativo.
Sabe que no puede perder de vista esa otra orilla en la que también hay vida
creativa, en la que también “se hace” la novela al leerla, al completarla con
la lectura. Pero sus intenciones acabarán trascendiendo esta circunstancia.
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