Publicado en 7ka, 15/10/15
Feracidad significa fertilidad, fecundidad de los campos. Pero a veces los términos sinónimos ignoran la mera equivalencia de su significado; quizá porque las palabras tienen su propio carácter (y se muestran) o porque nuestro entendimiento tiende a dejarse seducir por el eco de la expresión.
Coinciden en la agenda expositiva dos muestras de
sendas artistas que dan cuenta de la fecundidad de sus respectivos campos de
investigación. Al mostrar en paralelo, que no en oposición, ambos trabajos,
podemos observar precisamente la diversidad de esta característica feraz, pues
en ambos casos existe además una cierta intención retrospectiva. Se trata de las exposiciones de Naia del
Castillo (Bilbo 1975) en la Sala Rekalde de Bilbo y de Maider López (Donostia
1975) en Koldo Mitxelena Kulturunea, de Donostia.
La artista de Bilbo ha desarrollado siempre un trabajo mestizo en el que confluyen con naturalidad la escultura, la fotografía y el uso de objetos cotidianos. El trenzado o la amalgama de dichas coordenadas permite a la autora hablar de trampas, de sugestiones indisciplinadas y de las múltiples formas del extrañamiento. La identidad como motor creativo se despliega en la obra de Naia del Castillo a través de la acción, la forma y la imagen. El cuerpo, un cuerpo de mujer, es quien activa sus esculturas o sus artefactos dando lugar a la acción y como consecuencia, a la imagen fotográfica. La muestra presenta diferentes fases de su trayectoria en las que podemos comprobar este deslizamiento de disciplinas a través de piezas de gran potencia visual y simbólica hasta llegar a sus últimos trabajos. Es el caso de la serie titulada Nido de Abeja, en donde la figura humana desaparece de la obra. Del Castillo trabaja ahora con telas que han sido fruncidas y bordadas tras un laborioso proceso manual en el que los pliegues y las costuras cobran sentido; se trata de un cuerpo escultórico que habla del solapamiento de conceptos como diseño, proceso y tejido.
La artista de Bilbo ha desarrollado siempre un trabajo mestizo en el que confluyen con naturalidad la escultura, la fotografía y el uso de objetos cotidianos. El trenzado o la amalgama de dichas coordenadas permite a la autora hablar de trampas, de sugestiones indisciplinadas y de las múltiples formas del extrañamiento. La identidad como motor creativo se despliega en la obra de Naia del Castillo a través de la acción, la forma y la imagen. El cuerpo, un cuerpo de mujer, es quien activa sus esculturas o sus artefactos dando lugar a la acción y como consecuencia, a la imagen fotográfica. La muestra presenta diferentes fases de su trayectoria en las que podemos comprobar este deslizamiento de disciplinas a través de piezas de gran potencia visual y simbólica hasta llegar a sus últimos trabajos. Es el caso de la serie titulada Nido de Abeja, en donde la figura humana desaparece de la obra. Del Castillo trabaja ahora con telas que han sido fruncidas y bordadas tras un laborioso proceso manual en el que los pliegues y las costuras cobran sentido; se trata de un cuerpo escultórico que habla del solapamiento de conceptos como diseño, proceso y tejido.
La obra de Maider López ha estado especialmente
dedicada en los últimos años a repensar el espacio público. En coherencia con
su trabajo de intervención, en el que la acción y la participación han jugado
un papel destacado, la artista ha querido reinterpretar la distribución espacial
de la propia sala de exposición. El espacio institucional es así redefinido
mediante muros que “remueven” el edificio y,
consecuentemente la perspectiva del espectador, al que propone un nuevo punto
de vista. “Tokialdatu / Desplazamiento” (hasta el 6 de febrero), recoge trabajos de los últimos
diez años de la autora donostiarra y lo hace mediante un ejercicio en el que la
alteración del tránsito por la sala condiciona igualmente el tránsito
retrospectivo por su amplia trayectoria internacional. Algunos de los proyectos
más representativos de Maider López dan cuenta de su lúcida capacidad para
incidir en las costumbres y en los usos sociales a través del arte.
Naia del Castillo y Maider López nos acercan
universos creativos de gran fertilidad. Ya sea desde la delicada singularidad o
desde la intervención en el áspero territorio público; desde la subjetividad
más poética o desde la poética del trabajo contextual, su trabajo nos
proporciona recursos para pensar sobre el tiempo que nos toca vivir desde
perspectivas muy diferentes pero igualmente feraces.
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