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Hal Foster sostenía en su libro “El retorno de lo real” (2001) que tras los paradigmas del “arte como texto” de los años setenta y del “arte como simulacro” de los ochenta, vivíamos, con la llegada del nuevo milenio, un retorno de aquellas prácticas artísticas que buscaban asentarse en los cuerpos reales y en los sitios sociales.
Unos
cuántos años después ese retorno se mantiene aún en suspenso y convive con la
reedición de aquellos paradigmas de los setenta y de los ochenta que parecían
superados. El amontonamiento de los paradigmas, el hacinamiento de modelos y de
fórmulas de observación teórica se convierte en la mejor definición del arte de
nuestro tiempo. Mientras, la ida y la vuelta de la autonomía del arte, la fuga
y el retorno de lo real sigue animando la especulación teórica y el ansioso
panorama creativo.
Realidad
en su sentido más intenso es la que propone Alberto Lomas (Gasteiz, 1967) para
el programa “Praxis” (Artium de Gasteiz
hasta fin de año). En “Sucediendo
algo. Apuntes para
algunas alteraciones”, Lomas plantea una
estrategia que le permita revisar algunas de sus obras más relevantes de los
noventa, siempre vinculadas a la acción, a la performance y a las nuevas
tecnologías. Así, el proyecto vuelve a implicar a sus colaboradores para
activar el espacio de exposición, que se convierte ahora en lugar de acción, en
estudio, en almacén, en espacio de pruebas y de representación. Esta superposición
de conceptos espaciales da lugar a una exposición mutante, en la que cada nueva
acción da paso a una instalación. Los resultados de las acciones quedan
expuestos y conviven con los elementos dispuestos para la acción venidera.
Cohabita así el documento y el inquietante túmulo de aquello que volverá a
latir y hacer temblar las paredes del museo. Pero lo mejor de todo esto es que
Alberto Lomas está ya dispuesto para la acción después de haber tenido una
seria discusión con la realidad, con la vida y con la muerte. Lomas volverá a
Artium a acabar su trabajo a finales de año y esa es la mejor noticia que pueda
contarse en esta Panoramika.
“Bosteko” es una muestra
itinerante que desde el año 98 viene recogiendo el trabajo de un gran número de
artistas vascos, siendo ya una cita consolidada en el panorama cultural de
Bizkaia. Este año la muestra ha viajado por Arrigorriaga, Basauri, Leioa,
Zornotza y llega ahora a Getxo (Torrene
Aretoa hasta el 27 de diciembre) para mostrar el trabajo de tres artistas
bizkaitarras bajo el título "figuración y figuraciones". Ana Riaño e
Iker Serrano son pintores, ambos se mueven en el ámbito del realismo contemporáneo
aunque con estilos diferentes. Roberto Aguirrezabala se mueve en el terreno de
la fotografía mediante un abordaje narrativo que conjuga el retrato ficcionado
y el paisaje intervenido. La recuperación de la figura humana es lo que engarza
estos tres trabajos, pero no precisamente desde la constatación de lo real,
sino desde cuestionamientos de lo real casi antagónicos; desde lo fantasmático
cinematográfico (Riaño), desde un paisaje surreal que se habita con
extrañamiento (Serrano), o simple y llanamente desde la virtualidad de la
imagen contemporánea (Aguirrezabala).
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